diciembre 23, 2009

Mírate. (Inspirada en El Blues del Perdedor)

Escondes la bohemia detrás de tu traje y corbata rallada. Ya no eres tú, te sientes cansado, diez horas laborales han matado todos los residuos de tu anhelada, pero olvidada inspiración. Buscas las llaves de la casa en tus incomodos pantalones de algodón, abres la puerta y el aroma a soledad te abruma. Caminas por el obscuro pasillo y mientras te sientas en la cama miras tu empolvada guitarra, esa que te llenó de inigualables momentos. Ella también te mira, te exige que la tomes y te invita a revivir el corazón, pero tus pendientes te lo impiden. Tu jefe, las juntas, el celular, la presentación, el tráfico, los cursos, el tiempo, la oficina. Por buscar una “vida segura” cambiaste tu vocación por tu profesión. Sí, esa que decidiste estudiar cuando tus padres te dijeron que la música nunca te dejaría nada (ahora eres un adinerado, pero infeliz contador.) Cuando muere la semana tus antiguos escritos, atrapados en un frío archivero, te reclaman la canción que nunca escribiste. Has cambiado, dejaste las notas por números, las cuerdas por extensos documentos de Excel, renunciaste a tu pasión. ¿Dónde quedo aquel greñudo, ideológico e irreverente escuincle que, con guitarra al hombro, defendió por mar y tierra su ilusión? “Las personas maduran” se justifica tu mente con el corazón. Sin embargo, tu sabes que madurar no significa olvidar. ¿Es tan cruda la verdad? Te consume segundo a segundo la impotencia por dentro, pero en vez de enfrentarla decides ocultarla, pues “no hay tiempo.” Mañana hay que ir a trabajar.

2 comentarios:

Robert dijo...

Muy buen post hermano, de verdad me agradó! Me identifiqué Ja

P.D. Lo mejor de todo, es que está escrito en segunda persona como Aura :P jaja cuidate hermano

Paw Zárate dijo...

Me gusta precioso!! me gusta como se te ocurren cosas raras!! te amo!!