enero 24, 2010

¿No que no?

Ok, sé que están hartos de mis cansadas explicaciones por los continuos abandonos a El Microbús, así que evitaré seguir dándolas y proseguiré con este entretenido, divertido y presumido post.

Esta semana hice realidad el más grande sueño de cualquier estudiante de preparatoria. Sí, así es. Le dí clases a mis profesores. Y es que a algún miembro de mi anónima escuela (me reservo el nombre de la institución para evitarme malas experiencias) se le ocurrió que sería una gran idea que los profesores tuvieran un blog para interactuar con mayor facilidad con los alumnos. La idea era que los estudiantes pudieran postear semanalmente un seguimiento periodístico de algún tema polémico de la política mexicana (ya ven que casi no hay) y así desarrollar las habilidades analíticas y tecnológicas del alumno simultáneamente. A todos los profesores les pareció una idea bien padre y estuvieron de acuerdo en hacerlo, sólo había un pequeña duda: ¿y eso del blog cómo se come?

Yo quiero suponer que, previo al inicio del semestre, se les dio una asesoría para familiarizarse con este rollo del Blogger, sin embargo, a muchos no les quedo muy claro, ya ven que es bien difícil. Así que se vieron en la necesidad de solicitar urgentemente la ayuda de algún semi-geek que le supiera mover a "estas cosas de la tecnología." ¿Y cómo se llamaba aquel rebelde estudiante que cuestionamos por opinar sobre El Sistema en su blog? se preguntaron angustiados. Pues sí, ese mero era yo.

La verdad, yo tenía toda la intención de echarles la mano, así que puntual me presenté en la oficina. Llegué y me encontré a un par de profesores (peleando con sus respectivas computadoras) que me estaban esperando con ansias y entonces lo hice. Saqué mi computadora y comencé mi asesoría blogger: "Miren aquí pueden restringir el acceso, acá escriben las entradas, en este botón habilitan los comentarios, con este otro agregan imágenes y se le clickan aquí pasa esto..." Ahí me tenían bien emocionado dándole clases a mis profesores de como usar el Blogger y ellos bien concentrados en aprender. No cabe duda que sí soy bueno enseñando, a los 20 minutos ya eran todos unos maestros (literalmente) en el uso del blog.  Evidentemente, yo no pedí nada a cambio, claro si por su propia voluntad me ofrecían un 100 o unos cuantos puntos extra yo no iba a rechazarlo (por respeto, ya saben) Finalmente lo único que recibí fue las gracias y la satisfacción de ser profesor de mis profesores por 25 minutos.

 Verdad, pura verdad.