diciembre 31, 2009

Bienvenido 2010.



Con todo el alcohol, pachanga y buenos deseos posibles le abrimos las puertas al 2010. A ver que tanto nos regala. Por lo pronto El Microbús regresa a las andadas y que mejor día para hacerlo que el primer día del año. Me encantan los primeros de enero porque es el día en el que todos "ahora si vamos a cambiar" Ya saben:


"Nada más estos romeritos y ahora si me voy a poner a dieta"


"éste último y ya dejo de fumar"


"ya me voy a poner bien mamado"


"Jefa ora si ya voy a sacar buenas calificaciones"


"Osh! Este año ya me consigo un novio"

Quien sabe porque, pero como nos encanta prometernos cosas a lo güey. No es que yo sea bien aguafiestas, pero la verdad es que nunca cumplimos NADA. Siempre llega el siguiente año y seguimos igual o más gordos. Eso de los propósitos de año nuevo y el rollo de las uvas es mero tramite pa' iniciar el año con una crudota y bien entusiasmados. Pero basta con que llegue el dos de enero y guardamos nuestros buenos propósitos junto a los sombreritos de "Happy New Year" en lo más profundo del cajón y no los volvemos a sacar hasta 365 días después. Es por eso que este año decidí proponerme no hacer más propósitos.

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