septiembre 27, 2009

Carrera diaria.

¿Cuanta distancia existe entre tú y yo? Todos los días me levanto con la única intención de alcanzarte. Realizo mi calentamiento que consta en bañarme, peinarme y perfumarme para ver si así te das cuenta que estoy detrás de ti y bajes tu velocidad. Entonces suena el disparo y comienza esta larga, competida y divertida carrera diaria, que ya se ha vuelto un eterno maratón. Ahí me tienes echando la gota gorda por ti, deshidratado y muerto de cansancio, pero vivo de ilusión. Me mata la curiosidad de saber que haré cuando te tenga, pues me siento como el perro que persigue eterna y escandalosamente al auto sin pensar que pasaría si lo alcanzara. A veces te veo tan cerca y quiero agarrarte y besarte, pero antes de hacerlo mis piernas no responden y tropiezo, entonces te alejas de nuevo. Después de tantos días, tantas caídas y desilusiones he comprendido que ésta , nuestra carrera, ya no es de velocidad, sino de resistencia.

El viaje continúa.

Hace un rato que tenía bastante olvidado este lienzo, ya comenzaba empolvarse demasiado y es que, afortunadamente, en las últimas semanas el tiempo me ha sido insuficiente. El caso es que hoy decidí ponerle un alto a esta larga sequía de ideas, me paré en la esquina de la inspiración, le hice la parada, me subí, pague la tarifa y con destino a tu corazón vuelvo a viajar en El Microbús.